El término mandala procede del sanscrito y significa ‘círculo’ o ‘rueda’. Estos dibujos son originarios de la India y han sido utilizados por el budismo y el hinduismo como una herramienta espiritual, ya que simboliza el cosmos y la eternidad. El mandala, pues, es un círculo, la forma perfecta a la que se le incorporan otras figuras geométricas.
Al margen del significado de las formas y de los colores, del que podréis encontrar numerosas informaciones en Internet, el valor terapéutico de los mandalas es incuestionable por lo que en los últimos años, se han ido incorporando a la práctica educativa y terapéutica.
Pintar mandalas se ha convertido en un recurso que utilizo mucho con mi madre. Le ha gustado desde el principio y aunque sus efectos no son milagrosos, admito que después de pintar un mandala se muestra mucho más receptiva y despierta. Además, en una situación de nerviosismo, si se le pide que pinte un mandala, el hecho de estar concentrada en el mismo consigue aliviar las tensiones, siempre y cuando acceda a pintarlo.
Por otro lado, en este tiempo el mandala se ha convertido en nuestra herramienta de valoración de su estado diario. Pintar canaliza nuestras emociones y también las suyas, por supuesto.
Los mandalas, una de las primeras actividades que trabajamos, se han convertido en una actividad comodín. Las usamos al principio (como evaluación de su predisposición y elemento de concentración), también como actividad central o de relajación. Normalmente, prefiero hacerlo al principio, pero si no sabes qué hacer ese día, va genial en cualquier momento.
Objetivos
- Mejorar la atención y potenciar la concentración.
- Desarrollar la percepción y la coordinación visomotora.
- Facilitar la toma de decisiones y la capacidad de elegir.
- Discriminar formas y colores.
- Favorecer la creatividad.
- Potenciar la autoestima.
- Favorecer la relajación.
RECURSOS MATERIALES
- En primer lugar, necesitamos mandalas, os dejo un par de enlaces que os podrán ser de utilidad. También podéis encontrar libros especializados en mandalas.
http://www.mandalasparatodos.com.ar/mandalas-para-pintar/
Esta página ofrece mandalas sencillos:
http://www.colorear.net/dibujos/colorear-Mandalas-209.html
- Pinturas para colorear: no os compliquéis la vida. Las clásicas pinturas de palo son perfectas para estos menesteres. Si lo veis necesario, podéis comprar pinturas más gruesas para niños. En mi opinión, las típicas pinturas de ceras (tipo Plastidecor) resultan más incómodas puesto que, al sudar las manos, resbalan.
Desarrollo
En primer lugar, es conveniente ofrecer varios modelos y dar la oportunidad de elegir el que más le guste en ese momento. A partir de ahí, la indicación más importante para pintar mandalas es que se debe empezar por el centro. Desde ahí, se pueden seguir las formas geométricas en orden. Hay varias opciones, dependiendo del estadio de la enfermedad. Podéis optar por el estilo libre y observar cómo lo va coloreando. Es una buena manera de promover su propia iniciativa y facilitar que, al elegir los colores, tome decisiones. Quizás uno de los problemas de los familiares es que nos pasamos el día diciéndoles lo que deben hacer. El mandala nos brinda una oportunidad de permitir que ellos decidan sobre algo, lo que repercutirá en su autoestima, sobre todo, al comprobar que el resultado es bonito. De esta manera, esa capacidad de tomar decisiones sobre su vida que se está perdiendo, puede favorecer su nivel de iniciativa, en clara recesión por el desarrollo de la enfermedad.
No obstante, otra posibilidad es ir guiando, dando instrucciones acerca de qué formas se deben colorear y de qué color. Esto resulta oportuno si queremos trabajar un poco la atención. Así, podemos indicarle que pinte una determinada serie de figuras de un color, para que se fije en lo que hace y discrimine formas y colores.
Últimamente, he empezado a probar con témperas, ya que he comprobado que le cuesta seguir las figuras geométricas. Resulta curioso ver que aunque no sigue las formas como tal, sí que aparecen ciertas formas de organización, por ejemplo, respeta los márgenes exteriores y me parece ver un cierto orden en los colores, muy básicos.
Recomendaciones
- A medida que la enfermedad avanza, es evidente que su atención se ve mermada, por lo que no tiene ningún sentido exigir que se sigan las formas.
- Como he comentado, nos sirve para valorar cómo tiene el día. Si al comenzar al pintar, le cuesta seguir o no entiende que hay que pintar y hace trazos sueltos, es mejor no forzar, hay que probar con otra cosa, ya lo siento. Si, por el contrario, se encuentra muy activa o se preocupa por los colores o por dónde debe seguir, hay que incentivar ese interés porque nos vendrá muy bien para la siguiente actividad.
- Es recomendable adaptar la dificultad del mandala al estadio cognitivo en el que se encuentra, es decir, de más a menos dificultad. No obstante, resulta conveniente comenzar con uno sencillo (con menos formas y de mayor tamaño) para valorar qué tal se le da el tema.
- Normalmente, se trata de una actividad para la que se requiere silencio. Bueno, en realidad, el silencio es parte de la actividad. Podréis observar cómo mientras se van concentrando en la tarea de colorear, se olvidan de hablar. Incluso, si pruebas a colorear tú mismo un mandala, llega un momento en el que estás tan concentrado que no deseas comunicarte. Es recomendable no interrumpir, pero sí que es verdad que después de un rato en este estado de concentración (meditación, ¿por qué no?) puedes intentar mantener una conversación o si quieres saber cómo se siente, el mandala puede ser una herramienta estupenda para que exprese sus sentimientos.
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