Como todos bien sabéis, a todo ser humano le llega el momento en el que su cerebro cambia —por la edad o por vete a saber por qué— y, de repente y sin venir a cuento, un día se levanta de la cama y le parece que el bingo es divertido. Supongo que hay muchos factores que favorecen el ocio ludópata entre los ancianos. De hecho, es una de las actividades preferidas en residencias y otros lugares de tercera edad como los salones de bingo. Entiendo que las limitaciones físicas, la competitividad, los suculentos premios y el aburrimiento facilitan que el bingo sea una estupenda opción de ocio, puede que la única. Puede parecer que no me entusiasma jugar y, ciertamente, no me gusta nada, así que no me lo toméis a mal ni hagáis mucho caso a esta introducción tan pésima de la actividad. Me gustaría aclarar que admito que es un juego excelente para estimular la atención y mantener el concepto del número. Así que sacad lustre a esos bingos que tenéis escondidos por ahí para que en la cena de Nochebuena no causen ningún altercado político, porque señores «¡Han cantado bingo!».
objetivos
- Fomentar la atención y la concentración.
- Mantener el concepto del número.
- Favorecer la interacción con otros.
- Favorecer la psicomotricidad (movimiento de brazos) y la motricidad fina (pinza para coger las fichas para marcar y asignarlas a un número).
- Potenciar la autoestima.
- Divertirse.
- Cantar bingo y si no se puede, pues línea 🙂
RECURSOS MATERIALES
- Ese bingo que todos tenéis en casa (podéis esconderlo antes de que lleguen las navidades, os da tiempo a una partida).
- Podéis utilizar otras variantes. Hay bingos infantiles con formas y animales, pero de verdad os digo que el bueno-bueno es el de toda la vida, sobre todo si lo que queremos hacer es trabajar el concepto de número.
DESARROLLO
No seré yo la que os expliqué cómo jugar al bingo. Es una capacidad con la que todos nacemos (esto es una ironía, por si no se pilla). Mi madre y yo solíamos jugar cuando todavía se podía, claro. Y os voy a decir algo, me gustaba jugar con ella. Quizás porque comprobaba que se sabía los números y que los buscaba en los cartones, lo que significaba no solo que los entendía y se los sabía (atribuyendo un concepto a una grafía) sino que entendía el objetivo del juego, ¡era un subidón!
recomendaciones
- A la hora de cantar los números, adaptaos a la capacidad de comprensión. Una advertencia, si hablamos de deterioros leves, no os fiéis, se lo van a tomar muy en serio y os machacarán.
- Otro consejo en cuanto a la ambientación del juego, válido para dirigirse todo tipo de público: trabajároslo un poco. Es decir, ¿qué lo mismo os da decir ’22’ a secas que decir ‘los dos patitos’ o ‘la niña bonita’ o ‘los civiles‘ Lo disfrutarán muchísimo; lo convertirán en una norma inquebrantable del juego que, además, servirá para que asocien un número a una palabra. ¡Chicos!: objetivo terapéutico doble cumplido; y, por qué no, es divertido. ¡Jugad con alegría que también es gratis y terapéutica.
- Se trata de un juego ideal para compartir el rato con niños. ¡Adelante!
- Los premios a la línea y a los bingos, además de hacer el juego mucho más excitante, servirán reforzar la autoestima que con el detrimento de las capacidades cognitivas ya habréis notado que se encuentra gravemente dañada.
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