La familia es el primer grupo social donde interactuamos. Es también el entorno donde aprendemos a hablar y, en definitiva, a relacionarnos. Es el primero y el último en irse. Las relaciones familiares quedan instauradas en la memoria de manera muy estable. Por supuesto, a medida que avance la enfermedad todo recuerdo se irá perdiendo.
Sin embargo, la buena noticia, si es que hay alguna, es que el proceso de olvidar es progresivo. No se puede olvidar de golpe todo. Por ello, conviene reforzar los nombres de los parientes, así como su relación.
Así, pues, crear un árbol genealógico consiste en escribir relaciones de familia. Es algo muy sencillo. Solo hay que centrarse en las principales relaciones significativas para la persona. Nosotras hemos trabajado hermanos y sobrinos, así como sus lugares de residencia. A medida que se va perdiendo la memoria, con que se quede con lo importante, padres y hermanos, es suficiente. Lamentablemente, en nuestro caso, hemos comprobado que los hijos acabamos en esa nebulosa del olvido.
Objetivos
- Mantener la memoria.
- Enlazar nombre con hechos autobiográficos.
- Contener el proceso de olvidar.
- Fijar nombres, lugares y relaciones.
- Mantener escritura.
RECURSOS MATERIALES
- Lápiz y papel.
- Fotografías.
Desarrollo
Preguntamos: «¿Cómo se llamaban tus padres?», «¿Dónde nacieron»?; podemos esperar a que cuenten algo sobre ellos.
A continuación, hacemos unas líneas para marcar los hijos y preguntamos: «¿Cuántos hermanos tienes?», le pedimos que escriba los nombres. Una vez hecho esto, debe seguir con los hermanos políticos (con una raya horizontal como en un árbol genealógico) y sobrinos, escribiendo también los nombres y el lugar de residencia. Y para el final, su propia familia, si es posible con edades.
recomendaciones
- Podéis reforzar la actividad desempolvando el álbum de fotos, o bien podéis incorporar fotos de carné a vuestro árbol.
- Si observáis que se le olvidan los nombres, podéis omitir algunos familiares, sobre todo si es familia política. Pero, no os olvidéis de reforzar la familia directa en especial, padres, hermanos y sus propios hijos.
- Podéis utilizar alguna anécdota familiar para recordar nombres e incluso podéis ser un poco malos y serviros de algún mote o apodo.
- Siempre que se pueda, insistid en que escriba los nombres que recuerde. Para ello, podéis escribirlos primero para que tenga un ejemplo.
- Esta actividad debe dejarse en el momento en que ya se le hayan olvidado la mayoría. Mi madre ya solo recuerda el nombre de sus hermanos y el de sus padres, por lo que nuestro árbol familiar se queda dolorosamente escaso.
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