Mantener el tono muscular y ejercitar movimientos básicos constituyen un aspecto vital en terapias con personas cuyas actividades psicomotrices se encuentran claramente en retroceso. Uno de las áreas más afectadas por este tipo de enfermedades es el claro deterioro físico, la pérdida de agilidad y la creciente rigidez de los músculos de todo el cuerpo. Evidentemente, como todos los síntomas asociados a las demencias y al mal de alzhéimer, el claro retroceso físico afectará a todas las facetas de la vida del enfermo y de su entorno. Por ello, trabajar las habilidades físicas puede favorecer su calidad de vida, aunque solo sea por la percepción del momento en que se realice la sesión.
En esta entrada os voy a contar algunos ejercicios que hemos venido realizando en nuestras sesiones de psicomotrocidad.
Objetivos
- Mantener el tono muscular.
- Desarrollar la flexibilidad.
- Potenciar el movimiento frente a la pasividad.
- Ejercitar las extremidades y potenciar la lateralidad.
- Mejorar la propia percepción del cuerpo.
Recursos materiales
- Sillas.
- Pelota o algún objeto que se pueda coger y no pese mucho.
- Nuestros cuerpos.
Desarrollo
- Empezamos siempre sentadas en una silla. Yo me coloco enfrente para realizar los ejercicios y que pueda verme si no me entiende. Le pido que levante una pierna hasta donde pueda (antes le indicaba cuál: “Levanta la pierna izquierda”, por ejemplo) y la mantenga unos segundos ahí. Después, repetimos con la otra y luego con las dos a la vez. Realizamos este ejercicio en tandas de 5 y descansamos. Si veo que puede con ello, le pido que levante el brazo izquierdo y la pierna izquierda a la vez y continuamos de la misma manera que en el anterior. Para advanced, se les puede pedir que levanten pierna izquierda y brazo derecho, por ejemplo, a ver qué pasa.
- Realizamos flexiones de pierna hacia arriba. Como eso no le suele salir muy bien, le levanto la pierna yo. Estoy un poco obsesionada con la circulación de sus piernas por lo que insisto bastante en estos ejercicios.
- Ya de pie, le pido que levante el brazo izquierdo hasta donde pueda, luego el derecho y finalmente los dos. Al ponerme enfrente de ella, realizo el ejercicio a la inversa para que ella se pueda fijar en el caso de que no recuerde cuál es la izquierda o la derecha. A veces me da un poco de miedo, porque al haber perdido flexibilidad y debido también a algunas lesiones previas, no puede levantar los brazos hasta arriba y parece que está saludando a lo fascista y me entran escalofríos.
- Con una pelota o un objeto que no pese mucho, realizamos el movimiento de doblar el codo, como si hiciéramos pesas.
- Con los brazos en jarra, realizamos algunos giros del torso, utilizando como referencia las paredes.
- Por otro lado, conviene mover el cuello, siempre con mucho cuidado para no dañar las cervicales, o sea, movimientos suaves evitando cualquier brusquedad. Como no lo entiende muy bien, le pido que mire al techo, a una pared, a otra y al suelo. Me suelo colocar detrás para poder mover su cuello sin forzar.
- También realizamos calentamientos de muñecas, con giros lentos.
recomendaciones
- Resulta evidente que en este aspecto no podemos forzar ni intentar lo imposible. Se trata de mantener y ejercitar lo que todavía queda indemne en el cuerpo de nuestro familiar. Ni tú ni tu familiar sois Jane Fonda.
- Observa su estado, si ves que el ejercicio le está agobiando, es mejor ser prudente y dejarlo. Aunque eso sí, cuidado, porque no sé qué es lo que pasa con esta enfermedad que provoca que los enfermos se vuelvan un tanto perezosos. Así que probablemente se quejará cuando empecéis con la gimnasia, como la llamamos nosotras. Una buena manera de cortar con esta pereza es introducir la actividad con entusiasmo: «¡Venga! ¡Vamos a hacer un poquito de gimnasia para mover un poco el culo!».
- Una variante de los ejercicios con los brazos puede ser realizar trayectorias con pelotas y aros.
- Adaptad vuestras sesiones a vuestros familiares y al conocimiento que tenéis de ellos.
- No intentéis ser fisioterapeutas. Probad solo con ejercicios sencillos para evitar lesiones.
- Podéis utilizar alguna guía sobre psicomotricidad en tercera edad o preguntar a algún profesional para que os indique algún ejercicio adaptado para vuestro familiar.
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