Este es uno de los aspectos más dolorosos de la enfermedad: el olvido.

Recuerdo que hace tres años, cuando mi madre no estaba, cómo decirlo, como ahora… Quiero decir, no estaba bien pero tenía su memoria relativamente pasable… Un caluroso día de verano en el que estaba yo un tanto melancólica nos dio por ver fotos antiguas. Mi madre me estuvo contando cosas, algunas anécdotas que yo ya conocía y otras de las que nunca me había hablado. Quizás fue el momento que eligió su memoria para hacerme llegar aquello que no me había contado nunca antes de olvidarlo para siempre, quién sabe, yo ya me lo creo todo. No fueron grandes secretos los que me contó. No obstante, me habló de historias que intentaré no olvidar, hasta que me toque a mí pasar por esto en mis propias carnes. Un año después, con el nombre de la patología ya en papel, intenté hacer lo mismo -es decir, revisar el albúm familiar- y a cada página que pasábamos, no podía evitar el llanto porque mi madre ya no recordaba apenas nada. Qué ingenua fui, llorando porque no reconociera fotos antiguas; al año siguiente no me reconocía ni a mí.

El caso es que los sucesos que han tenido lugar en su memoria son bastante poco uniformes. Me explico, no entiendo la lógica de esto. No sé si habéis leído o visto La historia interminable de Michael Ende, ese maravilloso libro de fantasía impreso en verde y en rojo. Si no lo habéis hecho os lo recomiendo. Recuerdo el momento de mi infancia en que lo hice, incluso dónde estaba y qué estaba haciendo mi madre. Qué cosas tiene la vida. Pues, bien, creo que el proceso de olvido que está viviendo mi madre tiene que ver un poco con lo que le ocurría en Fantasía. La Nada se está apoderando del cerebro de mi madre, destruyendo sin criterio todo lo que se acerca a su paso, pero en esta historia, no se podrá regenerar de nuevo.

Durante este tiempo, hemos vivido momentos en los que recordaba acontecimientos, personas y anécdotas. Quizás a veces le fallaba algún dato cuando los rememoraba. Me gustaría poder contaros algunos detalles significativos, sin embargo, considero que pertenecen a nuestra historia familiar. Así que, a grandes rasgos, diré que los recuerdos que han permanecido por más tiempo y de mejor manera han sido, lamentablemente, los momentos más intensos y dramáticos, especialmente los que le causaron gran impacto por ser inesperados. Pese a esto, aunque en menor medida, también ha recordado momentos felices, algunos de ellos relacionados con mi infancia; llegados a este punto me gustaría sonreír 🙂

No obstante, me apena decir que ahora mismo poco o nada recuerda. Bueno, sí, la alargada sombra de las experiencias traumáticas, aunque para nuestro alivio, ha olvidado los detalles.

Dicho esto, os dejo con una actividad clásica.

Ver fotografías
  • Creo que funcionan mejor las más recientes. En mi experiencia he podido comprobar que la familia política se olvida antes que la biológica, así que supongo que hay cosas buenas en esta enfermedad.
  • Olvidad estas chorradas que dice la gente de que recuerdan lo de antes mejor que lo de ahora. Es una solemne estupidez pronunciada desde la ignorancia. No puedo rebatirla con datos científicos porque dudo que alguien pueda. No hay una pauta concreta para el olvido.
  • Si hay niños en la familia, las fotos de bebés son muy agradecidas. Su función es activar la ternura y la sonrisa.
  • Utilizad fotos de eventos recientes en los que aparezca un buen número de familiares juntos para que los nombre. Alguna ventaja tenía que tener ir a bodas, bautizos y comuniones.